Biodinámica craneosacral.

En biodinámica craneosacral nos orientamos a la escucha profunda de la respiración primaria que se manifiesta como fluctuaciones rítmicas que se expanden a través de todos los tejidos y fluidos del cuerpo.  Este patrón rítmico, es una expresión de nuestra energía vital, también conocida en la filosofía osteopática como “aliento de vida”, y se puede percibir a través de un contacto suave y ligero por parte del terapeuta.

Este movimiento rítmico, sutil, involuntario y cíclico, se asemeja al movimiento de vaivén de una marea, reflejando el flujo de energía que organiza y mantiene el equilibrio de nuestro sistema.

Cuando el aliento de vida se ve alterado o restringido, el cuerpo experimenta desequilibrios que afectan tanto al plano físico como al emocional. Factores como tensiones, bloqueos o experiencias traumáticas pueden interrumpir el libre flujo de esta energía vital. Las fluctuaciones, que normalmente deberían ser suaves y constantes, se vuelven irregulares, débiles o inerciales. En estos casos, la respiración primaria se puede sentir entrecortada, superficial o desconectada, lo cual indica que el cuerpo está en un estado de desajuste. Como resultado, puede aparecer una sensación de rigidez, incomodidad o tensión en diferentes zonas corporales, dificultando la capacidad natural del organismo para autorregularse.

Por el contrario, cuando la respiración primaria fluye con naturalidad y coherencia, el cuerpo se experimenta más en sintonía consigo mismo. Las fluctuaciones rítmicas se sienten amplias y regulares, lo que facilita una sensación general de bienestar. Las tensiones se liberan con mayor facilidad y el cuerpo parece estar en perfecta sincronización, sin resistencias o bloqueos notables. Este estado refleja la capacidad inherente de nuestro organismo para mantener su equilibrio y funcionar de manera óptima.

Tras esta escucha consciente y profundamente respetuosa, el rol del terapeuta no es intervenir directamente con los movimientos ni imponer alguna fuerza externa para resolver un problema. Desde una postura neutral, su objetivo es conectar con un estado de calma profunda o quietud, donde se activa el flujo del aliento de vida, permitiendo que los procesos naturales de autorregulación del cuerpo entren en acción. Este estado de quietud es el origen de las fuerzas internas que organizan nuestra forma y nuestra fisiología y que facilitan el equilibrio y la restauración del cuerpo de manera natural.

Caso clínico:

El motivo de consulta de P. fue un dolor lumbar persistente, inespecífico, localizado en el lado derecho y acompañado de sensaciones de tensión y rigidez en la zona sacrolumbar. Además, P. siente una incomodidad generalizada en la pelvis, con sensación de torsión y rigidez en los músculos circundantes. Durante la conversación previa, también mencionó síntomas relacionados con el aparato digestivo, como estreñimiento y flatulencias, los cuales parecían estar presentes de manera recurrente.

Tras una entrevista previa, dedicamos un tiempo para explicarle cómo será nuestra forma de proceder, permitiéndole expresar cualquier duda o expectativa relacionada con la terapia, creando un entorno seguro y empático para favorecer que el sistema de P. pueda relajarse. Generar un “contenedor terapéutico” o un espacio adecuado para reducir resistencias es una fase fundamental para iniciar este proceso.

Tratamiento:

Durante la sesión, le invitamos a acostarse en la camilla. En este momento realizamos una suave exploración de todas las zonas que parecen estar causándole una mayor incomodidad mientras le sugerimos que trate de respirar de manera profunda y consciente para ayudarle a conectar con las sensaciones presentes y fomentar un estado de relajación. A continuación, establecemos un contacto sutil y respetuoso en los pies para permitir que el sistema se relaje y comience a expresar las fluctuaciones de la respiración primaria (MRP), la cual nos informa sobre la calidad de la energía vital en su cuerpo.

Al evaluar el dolor lumbar, notamos que, en el lado izquierdo, la percepción era más abierta y fluida, mientras que en el lado derecho había una sensación de mayor tensión. El sacro y la pelvis mostraban signos de torsión y restricción, y el dolor lumbar se intensificaba en la zona sacrolumbar. En lugar de focalizarnos específicamente en el síntoma, adoptamos un enfoque de “desfocalización”, alentando a P. a expandir su atención a otras partes del cuerpo, como las piernas o el pecho, para evitar intensificar el dolor. Esto permitió liberar tensiones en diferentes áreas y contribuyó a una mejor percepción del cuerpo en su totalidad.

A medida que la sesión avanzaba, P. comenzó a sentir una liberación de tensiones en la zona abdominal, que inicialmente mostraba fricción y falta de fluidez durante la respiración. Al tomar contacto con las áreas tensas del abdomen y el diafragma, se percibió un leve movimiento visceral que permitió liberar la fricción interna. P. también verbalizó la mejora de la distensión en el abdomen.

Una vez que la zona abdominal y lumbar experimentaron momentos de quietud, comenzamos a trabajar en la zona cervical y occipital, dado que P. compartió antecedentes de un accidente de latigazo cervical. Encontramos áreas de gran tensión y restricciones en la base del cráneo y la zona cervical, lo que podría estar relacionado con una hiperestimulación del nervio vago. A través de un contacto suave en la base craneal y la zona cervical, ayudamos a liberar la tensión y a restaurar el flujo de energía en esas áreas. P. comenzó a relatar algunos recuerdos y emociones asociadas con el trauma del accidente, lo que indicó que la liberación física también estaba facilitando el proceso de descarga emocional.

Al finalizar la sesión, la respiración primaria comenzó a sentirse más fluida y equilibrada, con una reducción significativa de la tensión en la zona lumbar. P. informó de un alivio en la intensidad del dolor lumbar y una sensación general de relajación y bienestar.

Las siguientes sesiones estarán orientadas a consolidar los avances obtenidos, seguir liberando tensiones y apoyar el equilibrio físico y emocional en un proceso continuo y progresivo.

Conclusión:

La sesión de biodinámica craneosacral refleja cómo la escucha profunda de las fluctuaciones internas del cuerpo puede facilitar la restauración de un estado de equilibrio. Este enfoque no interviene directamente en los síntomas, sino que favorece la activación de los recursos internos del cuerpo para restablecer su capacidad natural de autorregulación. A través de una atención amplia, respetuosa y sutil, el terapeuta facilita que el sistema libere tensiones físicas y emocionales, permitiendo que el cuerpo recupere su bienestar de manera natural, sin la necesidad de aplicar fuerzas externas. Esta capacidad innata de autorregulación es un principio fundamental en la biodinámica craneosacral, que confía en la inteligencia del cuerpo para restaurar su equilibrio y salud.

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Fisioteràpia & Osteopatia Ana Araque
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